El Feyenoord Rotterdam ha descubierto un filón en el fútbol mexicano. Lo que comenzó como una apuesta por Santiago Giménez se ha convertido en una estrategia deliberada para captar talento y aficionados desde México. Hoy, el club holandés cuenta con más de un millón de seguidores mexicanos en redes sociales, un vínculo que se fortalece con el reciente fichaje del joven delantero Stéphano Carrillo.
Mohammed Hamdi, Director de Negocios Internacionales del Feyenoord, explica que esta conexión con México no es casual. «Santi Giménez fue clave para nuestro éxito. Era nuestro máximo goleador y ayudó a ganar la Eredivisie en 2023 y la Copa de Países Bajos en 2024», recuerda. Su impacto fue tan grande que, tras su traspaso al AC Milán, el club buscó otro talento mexicano: Carrillo, una promesa de 18 años proveniente del Santos Laguna y goleador del Campeonato Sub-17 de la Concacaf en 2023.
Aunque Carrillo aún no está al nivel de Giménez, el Feyenoord confía en su potencial. «Es parte de una estrategia clara de 360 grados que nos permite crecer en México», afirma Hamdi. Esta política no solo refuerza el equipo, sino que también abre puertas a patrocinios y alianzas comerciales en un mercado con una pasión futbolística indiscutible.
Detrás de esta visión global está Dennis te Kloese, director deportivo del Feyenoord y exdirector de selecciones juveniles mexicanas. Su profundo conocimiento del fútbol en México, adquirido durante casi dos décadas trabajando con clubes como Chivas y Tigres, ha sido fundamental para identificar talentos como Giménez y Carrillo. «Él tiene una visión única para detectar jugadores con proyección internacional», destaca Hamdi.
Pero la internacionalización del Feyenoord no se limita a América Latina. El club también mira hacia Asia, con figuras como el japonés Ayase Ueda, y hacia África, donde fichó al marroquí Oussama Targhalline, medallista olímpico en París 2024. Esta diversidad no solo enriquece el plantel, sino que amplía su base de seguidores en mercados estratégicos.
Mientras el Feyenoord sigue compitiendo en Europa, su apuesta por México demuestra que el fútbol moderno va más allá de los resultados deportivos. Se trata de construir puentes entre culturas, convertir a los jugadores en embajadores y, sobre todo, hacer que millones de aficionados en todo el mundo vibren con cada gol.